La aventura de
nuestras vidas. La vida nos sorprende tan grandemente solo una vez cada tanto, y esta ocasión fue la oportunidad de cuatro chicas miembros del club ecológico Californios
Verdes.
Adriana Hernández Mancera, Dunia Ali Sánchez Rodriguez, Elizabeth Giomara Zamora García y Jimel López Montoy, así como una afortunada mamá californio Yolanda Angélica Ríos Torres, tuvimos la oportunidad de experimentar una aventura que cambiaría nuestras vidas para siempre, un viaje al archipiélago de Galápagos. Desde el principio la aventura fue desafiante, pues nuestros vuelos fueron retrasados, los horarios muy separados y tuvimos que correr, literalmente, para poder llegar a tiempo a nuestra documentación y sala de espera de nuestros vuelos. Pero todo eso valió la pena: todo el cansancio, mareos y malas experiencias en el vuelo pronto quedaron atrás al llegar a Galápagos, esas mariposas en el estómago de al fin pisar tierra, una tierra que todos sueñan con pisar, eran incontrolables y a la vez hermosas.
Adriana Hernández Mancera, Dunia Ali Sánchez Rodriguez, Elizabeth Giomara Zamora García y Jimel López Montoy, así como una afortunada mamá californio Yolanda Angélica Ríos Torres, tuvimos la oportunidad de experimentar una aventura que cambiaría nuestras vidas para siempre, un viaje al archipiélago de Galápagos. Desde el principio la aventura fue desafiante, pues nuestros vuelos fueron retrasados, los horarios muy separados y tuvimos que correr, literalmente, para poder llegar a tiempo a nuestra documentación y sala de espera de nuestros vuelos. Pero todo eso valió la pena: todo el cansancio, mareos y malas experiencias en el vuelo pronto quedaron atrás al llegar a Galápagos, esas mariposas en el estómago de al fin pisar tierra, una tierra que todos sueñan con pisar, eran incontrolables y a la vez hermosas.
Y al llegar a Galápagos
empezaría una aventura única en la vida en la cual lo único que pudimos hacer
fue disfrutar y sonreír ante las maravillas que estábamos presenciando. El
primer pensamiento que tuvimos todas fue: “estoy pisando la tierra que piso
Charles Darwin hace muchos años”, y la emoción crecía y crecía cada vez más.
Viajar a Galápagos a nuestra corta edad fue lo mejor que nos pudo haber pasado,
conocer y convivir con gente originaria de Ecuador fue un extra que no
esperábamos. Aprendimos sus palabras comunes y ellos aprendieron de nosotros. La
cultura ecológica de los habitantes de las islas es impresionante y muy
avanzada. Separaban los residuos en orgánico, inorgánico y reciclable, lo cual
era impresionante porque absolutamente todas las personas participaban de ello.
Además, el hecho que toda la gente se movía en la ciudad caminando o en
bicicleta, fue sin duda algo que nos impresionó. En las calles no se tira
basura, lo que nos hizo darnos cuenta de que nuestros hábitos diarios podrían
mejorar aún más, y tratar de implantar esa forma de vida, en mi familia, con
mis amigos, y ¿por qué no? en mi escuela.
Trabajamos mucho y aprendimos aún
más, disfrutamos mucho de esta oportunidad. Conocimos varias especies endémicas
tanto del archipiélago, como de la Isla Santa Cruz, como fue Chelonoidis nigra, una especie de tortuga gigante y Opuntia
cacti, una especie de cactus, iguanas marinas,
pinzones diferentes, tintoreras o tiburones punta negra, gaviotas, lagartijas,
iguana terrestre, en fin una increíble diversidad de fauna y flora nativa y
endémica, que nos maravilló y asombró grandemente. En el programa de Ecología
de Islas de EPI Galápagos pudimos realizar muchas actividades relacionadas con
la conservación de tortugas gigantes (Chelonoidis nigra) y su hábitat. El primer día colaboramos en el marcaje y
monitoreo de tortugas, ayudando a marcar, pesar, medir, y tomar datos de varias
tortugas que nos encontramos en el camino (10 en total), todo esto en un
terreno resbaladizo, fangoso y muy desafiante. El segundo día, tuvimos la
oportunidad de viajar a uno de los puntos más altos de Isla Santa Cruz, a
Media Luna, y luego trabajar en la erradicación y control de plantas introducidas como la mora, en Santa María y Cascarilla, y tuvimos un resultado muy bueno, con
más de 300 m2 liberados de plantas nativas y un total de 566 plantas
arrancadas. El tercer día analizamos las muestras recogidas en campo, contamos
semillas y analizamos las plantas encontradas, aparte que tomamos datos
contribuimos a un estudio que se está realizando desde hace seis años. Ese día
descubrimos, durante clases, el por qué Galápagos es único, y vaya que es único
y tan especial. El cuarto y quinto día nos dedicamos a realizar nuestro
proyecto de investigación, que como en todo programa de EPI tenemos que
realizar, nuestro tema a trabajar fue: ¿De qué género de tortuga gigante (Chelonoidis nigra) se han dado más avistamientos en la
temporada cálida (marzo a junio) en la zona de “El Chato” en los años 2011-2014?
Estos días fueron increíbles donde hicimos amigos y compañeros maravillosos, y
pudimos convivir con chicos de la Isla San Cristóbal, quienes nos trataron muy
bien y nos enseñaron muchas cosas acerca de las Islas.
Todas tuvimos
sentimientos encontrados en este viaje y pudimos sentir la añoranza de casa y
nuestras familias, y a su vez la emoción de poder vivir parte de los documentales
que alguna vez vimos sentadas en la sala de nuestra casa, ver la diferencia
gastronómica y echar un poco de menos el picante, darnos cuenta que aunque
hablamos el mismo idioma tenemos muchas cosas diferentes. Estar dispuestas a
salir de nuestra burbuja de confort y levantarnos a las 6am, bañarnos con agua
fría, llenarnos de lodo, dormir en sleepings y comer todo el día. Ver tan cerca
a un animal que ya vivía en la tierra bastantes años antes de que naciéramos y
ver que a pesar de su enorme tamaño nos temía, en cuanto nos veía se escondía
dentro de su enorme caparazón soltando un bufido. Nos dimos cuenta de lo frágil
que es nuestro entorno y hasta qué grado hemos llegado a perturbarlo con tal de
conseguir nuestra comodidad que ahora la naturaleza ha pagado un alto precio
por nuestro confort, especies de tortugas extintas como el Solitario George,
los pájaros brujos severamente amenazados, la Scalesia que sigue luchando
contra la mora y la lista es bastante larga. Esta emoción crecía y creía al
tener la oportunidad de estar paradas dentro del mar y ver pasar iguanas
marinas nadando frente a nosotros y verlas tomar el sol en la arena. Todo esto,
los sentimientos y experiencias son memorias que quedarán grabadas para siempre
en nuestras mentes.
Solo podríamos describir este viaje como sueños cumplidos,
de sonrisas y aprendizaje infinitos, y una aventura que recordaremos para toda
la vida, y lo que podemos decirle a todos los chavos y papás californios es que
estén leyendo esto es: que aprovechen todas y cada una de las oportunidades que
EPI México ofrece, pues son experiencias inolvidables y de gran valor
educativo, además que enriquecen tu vida de una manera espectacular. Por último
queremos agradecer a EPI México por brindarnos la oportunidad de vivir esta
experiencia maravillosa, y cambiar nuestras vidas para siempre, nunca vamos a tener
palabras ni acciones suficientes para agradecer todo su apoyo y confianza al
permitirnos ir a este viaje a las Islas Galápagos. Muchas gracias.